El 4 y 5 de octubre, la Asociación Uruguaya de Golf (AUG) emitió las sanciones, una decisión unánime de su Consejo Directivo, compuesto por Federico Armas (presidente), Alejandro Rivero (tesorero), Víctor García Paullier (secretario honorario), y los vocales Agustín Leindekar y Marcelo Esmoris.
La sanción aplicada al infractor parece una sanción adecuada dada la gravedad de los hechos protagonizados por el jugador.
Al otro jugador involucrado, también fueron determinantes.
Por otra parte, desde el organo rector del golf uruguayo se han aplicado sanciones menores a otros golfistas que también indujeron en conductas gravísimas y sin embargo las sanciones aplicadas no guardaron relación con los hechos acontecidos, lo que parecería demostrar que hay un doble criterio para la determinación de la sanción, dependiendo de quien es el infractor.
Bochorno WAGR
El escándalo llegó con la reciente actualización del World Amateur Golf Ranking (WAGR).
Un jugador descalificado en el Campeonato Nacional de Profesionales, coorganizado por la AUG, apareció sumando puntos en el ranking.
Y lo más alarmante es que este no es un incidente aislado.
Hace unos meses, la AUG intentó que algunas jugadoras sumaran puntos WAGR en un determinado campeonato, haciendo quorum con una jugadora que ni siquiera había participado.
Fue solo la amenaza de denuncia por parte de la madre de la joven lo que logró detener este desatino, obligando a la AUG a dar marcha atrás, bajando los puntos del torneo.
Estos episodios revelan una gravísima falta de profesionalismo y ética en la Asociación y de todos sus miembros.
En lugar de proteger el desarrollo y la reputación de los golfistas uruguayos, continúan cometiendo errores básicos, fomentando actitudes inaceptables que van en contra de lo que el golf debería representar.
WAGR
Fallos de la AUG
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