La Asociación Uruguaya de Golf (AUG), integrada por Federico Armas (Presidente), Alejandro Rivero (Tesorero), Víctor García Paullier (Secretario Honorario), y los vocales Marcelo Esmoris y Agustín Leindekar, además de los suplentes María José Moreira y Leonardo Saucedo, tienen un nuevo capítulo, tras una serie de escándalos y revelaciones dentro del órgano rector del golf uruguayo donde ha surgido otro asunto que las autoridades quisieron mantenerlo oculto.
La AUG enfrenta un nuevo cuestionamiento tras el silencio mantenido sobre las sanciones a dos jugadores que hicieron trampa en el Campeonato Nacional de Profesionales de la PGA Uruguay, evento puntuable para el World Amateur Golf Ranking (WAGR) en el Club de Golf del Uruguay.
A pesar de haber transcurrido varias semanas, la Asociación con sus siete miembros, no han hecho público las sanciones por los hechos de trampa, lo que agrava las críticas por la falta de transparencia en la gestión de la entidad.
Pero a la poca transparencia, se le sumó un nuevo problema, y fue la pérdida de un valioso “mecenazgo” que ascendía a aproximadamente US$ 160.000, un ingreso vital para el desarrollo del golf en el país.
Este apoyo financiero había sido impulsado por “el hombre del dinero” un destacado colaborador y ahora dirigente, conocido por haber recaudado fondos en ocasiones anteriores.
Sin embargo, la Asociación no presentó la documentación requerida de manera adecuada, posiblemente fuera de plazo, lo que llevó a la pérdida de esos fondos.
La inacción y la falta de responsabilidad de quienes debían encargarse de gestionar este proceso han dejado al golf uruguayo en una situación precaria.
No ha habido consecuencias para los responsables, quienes permanecen en sus cargos, heredados del periodo anterior, sin asumir responsabilidad alguna.
Algunos miembros de la AUG habrían quedado muy molestos, pero no paso nada.
Sorprendentemente, las instituciones como el Club de Golf del Uruguay, La Tahona Golf Club, el Club de Golf del Cerro, el Cantegril Country Club, La Barra Golf Club, Las Piedras Golf Club (Fasano), Club del Lago Golf, Fray Bentos Golf Club, Carmelo Golf Club, por nombrar algunas instituciones que tienen hándicaps nacionales en sus registros, no han convocado a Asamblea para exigir explicaciones a la directiva de la AUG.
De los clubes antes mencionados, uno de ellos está prácticamente cerrado.
Este silencio cómplice se extiende a todos los actores involucrados, quienes parecen dispuestos a dejar pasar estos hechos sin exigir respuestas.
Los golfistas uruguayos pagan entre US$ 190 y US$ 230 anuales para mantener su hándicap nacional, un costo significativamente más elevado que en otros países como Argentina o España, donde esta suma no supera los US$ 100.
Sin embargo, estos fondos (aproximadamente US$ 200.000), lejos de revertirse en mejoras para el deporte, parecen estar destinados a cubrir los gastos de un pequeño grupo de dirigentes, entrenador, director de torneos y jugadores de “alta competencia”, quienes representan apenas el 2% del total de golfistas en el país.
Los golfistas son rehenes de los clubes, que, desde hace años por no decir varias décadas, han dejado de aportar dinero a la Asociación, utilizando en cambio las contribuciones de los golfistas para financiar al golf uruguayo.
Varios grupos de golfistas han comenzado a cuestionar la obligatoriedad del hándicap nacional pago y estarían dispuestos a solicitar a sus clubes que se permita competir en los torneos internos con un hándicap gratuito y exclusivo del club.
De prosperar esta medida, la recaudación de la AUG se reduciría de manera significativa, será interesante ver cómo los dirigentes reaccionan.
Notas de interés
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