A solo 20 días del inicio del Sudamericano de Mayores, Copa Los Andes -el campeonato más importante en Sudamérica, organizado por la Asociación Argentina de Golf (AAG), la Federación Sudamericana de Golf (FSG) y respaldado por The R&A- el equipo masculino de Uruguay enfrenta una crisis interna que expone la falta de profesionalismo y compromiso de la Asociación Uruguaya de Golf (AUG).
La reciente renuncia del capitán André Gauthier, tras un conflicto directo con el entrenador del equipo, Álvaro Canessa, no es un hecho aislado, sino un nuevo episodio de una cadena de decisiones erróneas, negligencia y desinterés de la AUG, afectando gravemente al golf uruguayo.
La salida de Gauthier -quien mantenía una relación deteriorada con Canessa y se encontró bloqueado por un Consejo Directivo más enfocado en sus propios intereses que en fortalecer al equipo- evidencia la falta de criterio de una dirigencia que obstaculiza cualquier intento real de construir un equipo competitivo.
Liderados por Federico Armas (Presidente), junto a Alejandro Rivero (Tesorero), Víctor García Paullier (Secretario Honorario) y los vocales Marcelo Esmoris y Agustín Leindekar, estos directivos parecen más interesados en preservar sus posiciones de poder que en permitir un liderazgo auténtico y efectivo dentro del equipo, tarea que había sido confiada a Gauthier.
La crisis alcanzó su punto máximo cuando Gauthier intentó ejercer su rol de capitán en las decisiones deportivas.
Sin embargo, el entrenador Álvaro Canessa se opuso, contando con el respaldo de los dirigentes.
Gauthier buscó dialogar con el presidente Armas para expresar sus preocupaciones, pero recibió una respuesta superficial e insuficiente.
Apenas 24 horas después, presentó su renuncia, dejando al equipo aún más vulnerable y sin dirección en la antesala del torneo más importante del continente.
Este conflicto no es un caso aislado.
Guzmán Etcheverry Ferber, figura histórica y campeón sudamericano, fue designado inicialmente como capitán, pero declinó el puesto, aparentemente por “compromisos laborales”.
El trasfondo es evidente: nadie con verdadera experiencia y compromiso estaría dispuesto a prestarse a estos manejos.
Tras la renuncia de Gauthier, en lugar de designar a un capitán con liderazgo, calificación y el respeto del grupo, la dirigencia eligió a Marcelo Fernández, una figura sin experiencia en torneos de esta magnitud ni lazos con los jugadores, pero con amistad en el entorno de los directivos.
Esto deja claro quién toma las decisiones en el equipo masculino: la victoria es de Canessa sobre Gauthier, respaldada incondicionalmente por la AUG (Armas, García Paullier, Rivero, Esmoris, Leindekar, además de María José Moreira y Leonardo Saucedo).
La AUG vuelve a caer en una grave falta de responsabilidad que, sumada a sus intereses personales, ha reducido al golf uruguayo a una parodia en la que los fracasos son predecibles y, sin cambios profundos, difíciles de revertir.
Mientras se mantengan los intereses particulares (tranquilos que les va a llegar la invitación para The Players, The Masters y The Open en 2025) por encima del desarrollo deportivo, el golf uruguayo no podrá aspirar a un nivel competitivo serio en el ámbito sudamericano ni internacional.
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