El prestigioso campeonato Nacional de Profesionales, organizado por la PGA Uruguay y el Club de Golf del Uruguay, ha quedado manchado por un nuevo y vergonzoso capítulo de trampa.
Este evento, que puntuó para el World Amateur Golf Ranking (WAGR) y apoyado por la Asociación Uruguaya de Golf (AUG), ha revelado la cara más oscura del golf uruguayo.
El sábado pasado, un jugador de la selección uruguaya, sí, un representante del país que estaba en la nómina para jugar el sudamericano Copa Los Andes y este año participó del Latin America Amateur Championship (LAAC), se vio envuelto en una serie de acciones escandalosas que vulneraron las reglas más básicas del deporte.
No se trata de un simple error, sino de una conducta premeditada y deliberada que avergüenza al golf nacional.
El sábado en los segundos 18 hoyos, siendo el puntero del torneo en la categoría aficionados, el primer acto de esta vergonzosa obra ocurrió en el hoyo 2, cuando el jugador falló el green y, aprovechando la condición de “lie mejorado”, movió descaradamente por varios metros su pelota a centímetros del green sin que nadie lo notara.
Pero eso no fue todo.
En el hoyo 4, volvió a realizar la misma maniobra fraudulenta, asegurándose una posición ventajosa con total impunidad.
Lo más indignante ocurrió en el hoyo 8.
Con el resto de sus rivales distraídos, el jugador literalmente lanzó su pelota con la mano desde el bunker al green y cuando sus compañeros le anotaron un “par”, él, sin ninguna vergüenza, afirmó haber hecho un “birdie”.
Un fraude orquestado a plena luz del día.
Increíble.
Este individuo manipuló el juego ante la mirada ciega de sus rivales, quienes no sospecharon hasta que las irregularidades se hicieron demasiado evidentes.
Pero el horror no termina ahí.
Las cámaras de seguridad del Club de Golf del Uruguay registraron cada uno de estos episodios indignantes, lo que llevó a los jugadores testigos a tomar la determinación de ir a ver los videos.
El lunes por la mañana, dirigentes del club y de la PGA Uruguay se reunieron junto a los que pidieron ver las cámaras para analizar las imágenes, y lo que vieron confirmó lo impensable: el jugador había falseado su juego de manera reiterada y sistemática.
Y si pensas que esto es todo, prepárate.
El capitán del Club, revisando las grabaciones del día anterior (viernes), también descubrió que el mismo jugador, entre otras irregularidades, había levantado su pelota en el hoyo 17 sin terminarlo y falsificado su score.
¿Cómo es posible que alguien así haya llegado tan lejos en el golf uruguayo?
La trampa quedó al descubierto, pero lo más vergonzoso es que este jugador, a pesar de las pruebas irrefutables, negó hasta el último momento su accionar.
Solo tras la intervención de una alta autoridad del golf uruguayo, este individuo terminó confesando su conducta infame.
Por si fuera poco, el escándalo no termina aquí.
Los rumores sobre una “mafia del saco blanco” entre los jugadores de élite comienzan a correr.
¿Estamos ante un problema más profundo que involucra a otros competidores?
Ahora, la comunidad golfística de Uruguay espera con indignación una sanción ejemplar tanto por parte de la Asociación Uruguaya de Golf como del Club de Golf del Uruguay.
La reputación del deporte está en juego, y la confianza de los jugadores y aficionados ha sido brutalmente traicionada.
Este escándalo se suma a una larga lista de episodios oscuros que ensucian el golf uruguayo, y la pregunta que queda en el aire es: ¿Quién será el próximo en caer?
El mundo del golf exige justicia y un castigo ejemplar
