El desempeño de Uruguay en el Campeonato Juvenil de Chile 2024 ha dejado mucho que desear, revelando profundas deficiencias que requieren atención urgente.
La Asociación Uruguaya de Golf (AUG) designó a Priscila Almeida y J.M.L. para representar a Uruguay en este certamen internacional, celebrado en el Club de Golf Las Brisas de Chicureo, Chile.
Sin embargo, los resultados no estuvieron a la altura de las expectativas, lo que subraya la necesidad de una revisión crítica de la estrategia y preparación de nuestros jugadores juveniles.
En la categoría de damas, Priscila Almeida concluyó en la posición 14 de 20 participantes, con un total de 242 golpes, 26 sobre par, tras rondas de 79, 79 y 84 impactos.
A pesar de un inicio decente, su desempeño se desplomó en la ronda final, exponiendo la falta de consistencia y preparación adecuada para competir en eventos de este nivel.
Mientras tanto, la argentina Magdalena Dominé demostró lo que significa estar verdaderamente preparada, llevándose el título con un total de 214 golpes, 2 bajo par, rondas de 71, 70 y 73 impactos.
En la categoría masculina, la situación fue aún más desalentadora.
J.M.L. no logró pasar el corte después de dos rondas de 85 y 83 golpes, mostrando un nivel de juego muy por debajo del estándar necesario para en un torneo internacional.
Esta eliminación no es solo un golpe a la moral del equipo, sino también un llamado de atención sobre la falta de calidad en la preparación técnica y mental de nuestros jóvenes golfistas.
El panorama en la competencia por equipos fue incluso más sombrío.
Uruguay terminó en el último lugar con 498 golpes, una diferencia abismal frente a Colombia, que se consagró campeón con 428 golpes.
Esta distancia no solo refleja el bajo nivel de nuestros jugadores, sino también una gestión ineficaz desde la dirigencia, que parece estar fallando en proporcionar las herramientas necesarias para el desarrollo del talento juvenil.
Es innegable que, para lograr resultados competitivos, Uruguay debe implementar cambios drásticos en la formación y entrenamiento de sus golfistas juveniles.
No basta con enviar a jugadores a torneos internacionales sin una preparación integral que incluya tanto el aspecto técnico como el psicológico.
La exigencia debe empezar desde los entrenamientos, donde se deben aplicar metodologías más rigurosas y modernas que preparen a los jóvenes para las presiones del juego de alto nivel.
A su vez, es hora de ser más duros con los dirigentes de la Asociación Uruguaya de Golf.
La gestión deportiva no puede seguir siendo complaciente con los resultados mediocres.
Hace falta una mayor inversión en infraestructura, entrenadores capacitados y programas de desarrollo que realmente impulsen a nuestros jóvenes atletas.
Sin una estrategia clara y un liderazgo comprometido, Uruguay seguirá ocupando los últimos lugares en el ámbito internacional.
La actuación en Chile deja un mensaje claro: el camino hacia la excelencia es largo, pero solo podrá recorrerse si se reconocen las fallas actuales y se toma acción inmediata.
Uruguay puede, pero necesita trabajar mucho más duro, y esto comienza desde la cúpula dirigencial hasta el último entrenamiento dentro de un campo de golf.
Scoring
Golf Action: Golf Juniors de Chile y Club de Golf de Menores
